No haremos ninguna concesión a las confidencias que se explicaron en este acto. Y no lo haremos, no porque no se puedan explicar, sino porque deben ser vividas. La mesa redonda La providencia se llama Paco a cargo de Genís Sinca, autor de esta magnífica biografía, y organizada por Àngels Migueles, directora de la Biblioteca Francesc Candel, se convirtió en una pura escena de las descritas en las obras del autor homenajeado, con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de Los otros catalanes.
Estuvieron presentes, entre otros, Esther Pardo, amiga de Candel y familia, y autora del libro Las calles de Paco Candel, y Pere Baltà, periodista y escritor, presidente de la Fundación Paco Candel. Todos juntos, en una conjurada voluntad, se sinceraron.
Y se pudieron escuchar afirmaciones como que Candel fue temido porque lo explicaba todo y que este hecho contrastaba con su escasa apariencia física y su carácter inocente. No se acabó de dilucidar si el autor era más cronista que literato o viceversa, pero sí quedó entendido que alguien, algún día, tendrá que escribir la cara B de los libros de Candel. Deberá ir a buscar a todos aquellos personajes de sus libros y seguir sus historias.
También se confesó que al autor de Los otros catalanes le hubiera gustado mucho leer su biografía La providencia se llama Paco, pero no llegó a tiempo. Es gracioso saber, y dice mucho del personaje, que Candel no entendía que alguien, como en este caso Sinca, se interesara por su vida.
La frase y con él llegó la estigmatización del barrio fue desmentida por todos. Dicen que esto fue producto del 29, de la exposición universal, que desplazó a los obreros recién llegados a las barracas de las que posteriormente Candel levantaría acta notarial con sus miles de artículos y medio centenar de libros.
Incluso se rebatió su figura de notario de los marginados y se prefirió definirlo como analista social, porque no sólo retrataba magistralmente lo que veía, también hacía su aportación.
Y no se podía haber cerrado mejor el acto sabiendo que todo este legado de Candel no ha caído en el olvido, todo lo contrario. Este 50 aniversario ha hecho que sus libros sean los más demandados en la biblioteca que lleva su nombre.
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